Así como las pirámides en Egipto definieron su civilización, así las 17 cabezas colosales encontradas en la región de Mesoamérica vinieron a darle una definición de civilización a los olmecas. Antes del descubrimiento de las cabezas en el siglo XIX, no se conocía absolutamente nada de los olmecas, que aún ahora, siguen siendo un enigma.
La civilización olmeca, la más antigua en Mesoamérica y la predecesora de los Mayas y sus aportaciones, se debe a estas cabezas colosales , realizada hace aproximadamente 3000 años. Las cabezas, por supuesto tienen su mito:
Entre los años 1300 y 1000 a. C., en tiempos de Tutankamón y Ramses II en Egipto, cabezas colosales eran esculpidas de los tronos de gobernantes, las cuales se hacían cada 12 años,se pintaban con colores vivos como muestra de los triunfos de dichos gobernantes por medio del juego de pelota, o tlatchtlí, que era una práctica común entre las culturas mesoamericanas, comenzando con los olmecas. Este juego se utilizaba para resolver problemas de pleitos de tierras, tributo, comercio y otros. Sin embargo, también representaba un ritual sagrado: el paso al inframundo.
Los guerreros ganadores del juego de pelota, como parte de sus triunfos, eran decapitados, lo que podría explicar el porqué de la conmemoración por medio de las cabezas y el hecho de su muerte podría haber representado su enterramiento.
Otro mito era el hecho de que las cabezas representaran una de las costumbres olmecas de deformar las cabezas de los niños, utilizando un sistema de tablillas colocado sobre la frente de los recién nacidos para moldear sus cráneos circularmente. Serían, entonces, las cabezas, la muestra de estos moldes.
Sea cual fuere su verdadero significado, sabemos que las cabezas formaron una parte importante de la cultura olmeca.
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